¡Hola lectores! En esta última semana os he tenido un poco abandonados ya que he estado muy liada con otros trabajos para la facultad. Pero he sacado algo de tiempo para escribiros una experiencia de mi hermana pequeña, de once años, que tiene una compañera nueva este año en su curso. Está cursando 6º de primaria. Mi hermana me cuenta que la niña, Paula, se ha adaptado bastante bien entre sus compañeros, a pesar de que para los demás niños de la clase sea un poco “rara”. Mi hermana dice que cuando preguntan a los compañeros de su clase qué tal es Paula, ellos contestan que es “un poco rara” porque sabe mucho sobre las muñecas, y que se pone a hablar siempre sobre ellas, desde que nacieron las primeras de cartón, y a veces, aunque no venga a cuento. Entonces, esto a los demás niños de la clase les molesta un poco porque, por ejemplo están jugando al escondite y Paula les interrumpe hablando de las muñecas todo el tiempo. Incluso en clase, mientras hacen las tareas, se pasa las horas tatareando la canción de “Tengo una muñeca vestida de azul…”. Mi hermana me cuenta que la profesora siempre le dice a Paula que tiene que mirar a los ojos pero a ella no le gusta. Y un día estaban saltando a la comba en el recreo y se dieron un abrazo de oso (como ellas dicen), pero Paula se apartó. Os estaría contando anécdotas que me cuenta mi hermana, puesto que muchas veces Paula, su compañera de clase está en boca de todos.
Yo me pongo en el lugar de mi hermana, y del resto de niños y me pregunto: ¿Cómo es la convivencia con un niño con este síndrome? A pesar de saber que son niños como el resto de la clase, tiene que ser difícil convivir con ellos porque les puedes hacer daño con frases que otro niño comprende fácilmente. No entienden el doble sentido de algunas frases y se pueden crear traumas ellos mismos por malentendidos.
Os dejo una foto sacada de Internet ya que no tengo ninguna real de la niña.
Un saludo, lectores.
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